Un informe del Ministerio de Producción de la Nación detalla cómo fue el proceso de ayuda a las pequeñas y medianas empresas en todo el país a través de uno de los principales mecanismos de salvataje durante la pandemia como la Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), ayuda que se brindó desde el Estado nacional a las firmas para poder completar el pago de los sueldos en medio de la emergencia.
Los números sorprenden. En todo el país un 55 %, más de la mitad de las empresas, fueron asistidas al menos con un ATP. Chubut estuvo en esos valores, ya que el 56 % de las pymes registraron una ayuda en estos meses, de acuerdo al relevamiento hecho por el área de Producción de Nación.
El nivel más alto de asistencia fue en Capital Federal, donde el 65 % de los empleadores recibieron ATP. Le siguió Tierra del Fuego con el 63 % y Neuquén con 60 %. Chubut con el 56 % quedó sexta en ese ranking, lo que denota el impacto que tuvo la pandemia en la actividad económica de la zona sur del país.
El documento de Nación, expresa que 'la pandemia ha tenido un impacto muy profundo en el conjunto del país, pero con grandes diferencias territoriales. Ese impacto diferencial obedece en buena medida a dos factores: a) la dinámica sanitaria (la cual tiene impactos directos sobre la circulación de las personas) y b) el perfil productivo de cada región'.
Mientras que por otra parte señala que 'las provincias que tienen una especialización mayormente agroindustrial tendieron a estar menos afectadas en términos relativos que aquellas provincias especializadas en actividades no esenciales. Una forma de ver el impacto de la pandemia a nivel regional es ver qué porcentaje de los empleadores de cada provincia tuvieron parte de sus salarios pagados por el Estado por medio del programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP)'.
En el total del país, 306 mil empleadores fueron beneficiarios de al menos un ATP, lo que equivale al 55 % del total nacional. Esta cifra llega a 338 mil si se incluye a 32 mil empresas que no percibieron salarios pagados por parte del Estado pero sí el beneficio de la postergación/reducción de contribuciones patronales (que también forma parte del programa ATP).
En el análisis por regiones, se puede observar como el mencionado 55 % resulta de un promedio nacional, compuesto por diferencias territoriales. En CABA ese guarismo llega al 65 %; en otros términos, dos de cada tres empleadores de CABA recibieron al menos un ATP. Esto se explica por varias razones: en primer lugar, esta jurisdicción estuvo altamente afectada en lo sanitario en los primeros meses del aislamiento social preventivo y obligatorio, lo que derivó en restricciones a la circulación superiores al promedio del país.
En segundo orden, CABA no tiene un perfil agroindustrial, lo cual hizo que un mayor porcentaje de sus empresas fueran no esenciales y, por tanto, más afectadas por la pandemia. En tercer orden, CABA es el distrito con mayor presencia de consorcios de edificios, los cuales fueron beneficiarios del ATP.
Y remarcan que 'luego de CABA, otras provincias en donde la proporción de empresas que cobró el ATP superó la media nacional son las patagónicas y Buenos Aires. En el caso de las provincias patagónicas, las razones son tres: primero, la baja especialización agropecuaria; segundo, la mayor participación del turismo en las economías (particularmente en Tierra del Fuego, Neuquén y Río Negro); en tercer orden, el desplome de los precios del petróleo, que afectó al complejo hidrocarburífero en Neuquén, Chubut y Santa Cruz; en cuarto orden, las provincias patagónicas fueron más afectadas en términos relativos por el coronavirus que el resto'.
Mientras que 'en el caso de la provincia de Buenos Aires, la elevada incidencia del ATP (57 % del total de las firmas lo recibió) obedece mayormente a lo ocurrido en el conurbano bonaerense, que, al igual que CABA, tuvo un impacto particularmente agudo de la pandemia en el segundo trimestre del año. A su vez, el conurbano tiene una reducida especialización agroindustrial'.
En el otro extremo, 'Formosa, Corrientes, La Pampa, Chaco o Entre Ríos son las provincias en donde el porcentaje de firmas que recibió el ATP fue el menor (entre 40 % y 45 %). Si bien este número -sumamente elevado de todos modos- muestra el profundo alcance que tuvo el ATP en todo el territorio nacional, la menor presencia relativa del ATP obedece a una mayor especialización agroindustrial y a que el impacto sanitario fue, en general, menor al de la media nacional'.